PRÓLOGO
EN
UN LUGAR SIN NOMBRE NI MEMORIA…
Los
gritos de la parturienta se escucharon por todos los rincones de palacio.
-¡Rápido, traed agua por favor, y unos
paños limpios! –exclamaba con angustia su dama de compañía, hecha un manojo de
nervios.
-El niño viene del revés –dijo un médico,
mientras palpaba con su mano experta el vientre de la madre-. Sólo uno de los dos
vivirá. Será el esposo el que decida. ¿Dónde está?
-¡Ha partido a la guerra, y no es
probable que regrese pronto! –respondió la dama de compañía, envuelta en una
sábana de lágrimas-. ¡Aguantad, Mi Señora, todo saldrá bien!
-Si… si ha de sobrevivir alguien, que
sea mi hijo –respondió a duras penas la madre, aún consciente, y con un nuevo
grito de dolor.
El médico entonces asintió levemente,
luego le secó el sudor que inundaba su frente y le pidió a la dama de compañía
que le ayudase en su tarea: iba a abrirle el vientre como si fuera la corteza
de un melón. La madre poco a poco fue perdiendo el conocimiento, pues sufría un
gran malestar, y se dejaba vencer en brazos de la muerte. Pero apenas unos
minutos después, un llanto de vida inundó la sala. El médico tomó en sus manos
a esa pequeña criatura, a la que cortó
el cordón umbilical y luego anudó para que no se desangrase. A continuación, le dijo a la dama de
compañía:
-¡Tomad! Limpiadle la sangre y dadle de
comer. Hasta que su padre regrese, vos os haréis cargo de su cuidado, pues por
desgracia la madre ya no volverá a caminar por la senda de los vivos.
La dama de compañía lloró amargamente la
pérdida de su señora, pero de inmediato se secó las lágrimas y apretó con
fuerza a aquel niño contra su pecho –un precioso niño de pelo negro y lacio,
ojos verde aceituna y tez blanca como la harina-; luego le acunó y le cantó una
nana para tranquilizar su llanto.
Pero algún tiempo después, llegaron
hasta el palacio terribles nuevas, unas nuevas que anunciaban la muerte del
padre, y aquel niño quedó huérfano del todo –pues ninguno de sus progenitores
tenía familia cercana-. Sin embargo, el destino le tenía reservada una
importante tarea.
Esto me gusta.
ResponderEliminarGracias, es un texto que tengo sin repasar a fondo, pero una vez terminado EDDLL me pondré enseguida con él ;-)
EliminarNació una niña ? Después era un niño? No entiendo :-/
ResponderEliminarJa ja, Yolanda, no, es un niño. Cuando leas El Despertar de la Leyenda lo entenderás mejor.
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