martes, 9 de agosto de 2016

Así comienza mi segunda novela

PRÓLOGO

EN UN LUGAR SIN NOMBRE NI MEMORIA…

Los gritos de la parturienta se escucharon por todos los rincones de palacio.
       -¡Rápido, traed agua por favor, y unos paños limpios! –exclamaba con angustia su dama de compañía, hecha un manojo de nervios.
       -El niño viene del revés –dijo un médico, mientras palpaba con su mano experta el vientre de la madre-. Sólo uno de los dos vivirá. Será el esposo el que decida. ¿Dónde está?
       -¡Ha partido a la guerra, y no es probable que regrese pronto! –respondió la dama de compañía, envuelta en una sábana de lágrimas-. ¡Aguantad, Mi Señora, todo saldrá bien!
       -Si… si ha de sobrevivir alguien, que sea mi hijo –respondió a duras penas la madre, aún consciente, y con un nuevo grito de dolor.
       El médico entonces asintió levemente, luego le secó el sudor que inundaba su frente y le pidió a la dama de compañía que le ayudase en su tarea: iba a abrirle el vientre como si fuera la corteza de un melón. La madre poco a poco fue perdiendo el conocimiento, pues sufría un gran malestar, y se dejaba vencer en brazos de la muerte. Pero apenas unos minutos después, un llanto de vida inundó la sala. El médico tomó en sus manos a esa pequeña criatura, a la que cortó el cordón umbilical y luego anudó para que no se desangrase. A continuación, le dijo a la dama de compañía:
       -¡Tomad! Limpiadle la sangre y dadle de comer. Hasta que su padre regrese, vos os haréis cargo de su cuidado, pues por desgracia la madre ya no volverá a caminar por la senda de los vivos.
       La dama de compañía lloró amargamente la pérdida de su señora, pero de inmediato se secó las lágrimas y apretó con fuerza a aquel niño contra su pecho –un precioso niño de pelo negro y lacio, ojos verde aceituna y tez blanca como la harina-; luego le acunó y le cantó una nana para tranquilizar su llanto.

       Pero algún tiempo después, llegaron hasta el palacio terribles nuevas, unas nuevas que anunciaban la muerte del padre, y aquel niño quedó huérfano del todo –pues ninguno de sus progenitores tenía familia cercana-. Sin embargo, el destino le tenía reservada una importante tarea.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias, es un texto que tengo sin repasar a fondo, pero una vez terminado EDDLL me pondré enseguida con él ;-)

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  2. Nació una niña ? Después era un niño? No entiendo :-/

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    1. Ja ja, Yolanda, no, es un niño. Cuando leas El Despertar de la Leyenda lo entenderás mejor.

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